Este evento, que forma parte del calendario cultural andino, se ha distorsionado con el uso de armas letales y el consumo excesivo de alcohol, transformándose en una peligrosa lucha campal.
Tragedia en el Chiaraje: La tradicional batalla ritual de las comunidades campesinas de la provincia de Canas, realizada el pasado 20 de enero, dejó un saldo fatal: dos personas fallecidas, seis huérfanos y dos viudas que hoy lloran la pérdida de sus seres queridos.
Víctimas de la batalla
Uno de los fallecidos fue Santos Mamani Ramos, quien deja cuatro hijos menores de edad. Según su pareja, Antonia Mamani, Santos acudió de manera voluntaria al enfrentamiento, como lo hacía cada año. Sin embargo, regresó a casa herido y, tras una penosa agonía, falleció.
Antonia, entre lágrimas y hablando en quechua, pidió ayuda económica a sus paisanos para enfrentar la difícil situación de subsistir sin su compañero. Aunque no planea presentar denuncias contra los responsables de la muerte de Santos, lo hace por respeto a la tradición que, según la creencia popular Tragedia en el Chiaraje, garantiza un buen año agrícola.
Distorsión de una tradición ancestral
El Chiaraje, una antigua costumbre de enfrentamientos rituales entre comunidades campesinas de Canas, ha cambiado drásticamente con los años. Antes, las armas eran confeccionadas artesanalmente, como los "liwis" hechos con cuero de res. Hoy en día, estos instrumentos incluyen puntas metálicas, partes de autos y otros materiales letales que han convertido el ritual en una práctica peligrosa.
Además, el consumo excesivo de alcohol ha agravado la situación. Muchos participantes ingresan ebrios al combate, lo que aumenta los riesgos de violencia descontrolada. Las zonas más intensas del enfrentamiento son las que registran las mayores desgracias, como las vividas este año.
Falta de apoyo para las víctimas
Las víctimas de estas tragedias no reciben apoyo por parte de sus comunidades. No existe un fondo económico, seguro o sistema de asistencia para los heridos, las viudas o los huérfanos. Esto agrava la situación de las familias afectadas, quienes quedan desprotegidas y sin recursos para afrontar su nueva realidad.